La Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) se une a las personas que en todo el mundo están de luto por el fallecimiento de Robina Winbush, directora de relaciones ecuménicas de la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.) y líder apasionada y enérgica en la CMIR.
Winbush, de 61 años, murió el martes pasado cuando regresaba de una visita de 10 días a Medio Oriente. Estaba saliendo de Nueva York cuando se desvaneció en el aeropuerto.
«Nos entristece tomar conocimiento de la pérdida de nuestra hermana, la Rev. Dra. Robina», expresó Najla Kassab, presidenta de WCRC. «Se fue demasiado pronto, cuando aún estábamos imaginando juntas cómo la justicia puede ser vivida y reflejada en la vida de la iglesia. Su repentina muerte interrumpió nuestro sueño. Se la extrañará por su potente voz por la justicia y especialmente como una fuente de empoderamiento de mujeres lideresas».
Winbush tenía planeado asistir a la reunión del Comité Ejecutivo de la CMIR, en el mes de mayo, y se desempeñó como moderadora del Comité de Asuntos Públicos en la Asamblea General de 2017. Desempeñó un importante rol para que la asamblea de otoño del Consejo de Área de América del Norte y América del Norte (CANAAC) de la CMIR fuese un éxito. En aquel organismo trabajó durante años.
«El nombre de Robina es, en muchos sentidos, sinónimo de CANAAC, que era muy importante para ella», dijo Ángela Martins, coordinadora de CANAAC. «Ella creía en la CANAAC y dedicó mucho tiempo y esfuerzo para lograr la sólida posición que tenemos hoy. Nos ha dejado un valioso legado que haríamos bien en honrar ofreciéndonos en servicio continuo».
«Amiga, colega, mentora, que no temía ni se avergonzaba de ser mujer, negra y ordenada, Robina no permitiría que la injusticia o la inequidad ocuparan espacio en la mesa», compartió Yvette Noble-Bloomfield, ex vicepresidenta de la CMIR. «Ella no solo ofreció palabras de sabiduría, sino que, con sus declaraciones proféticas, a menudo cambiaron el espíritu y la orientación de nuestras conversaciones ecuménicas. Como una verdadera hermana en Cristo, Robina nutrió a muchas mujeres caribeñas en el ministerio y nos animó a encontrar nuestra propia voz y nuestro espacio en la mesa ecuménica.»
«Robina deja un legado de pasión por el ecumenismo y por la justicia, en particular por la justicia de género y la justicia racial», dijo Lisa Vander Wal, vicepresidenta de la CMIR. «Esto fue evidente en su prédica y por medio de su vigorosa defensa de las mujeres y de las personas de color. Fue una presencia tan fuerte y contundente que su partida dejará un enorme vacío en los círculos ecuménicos en los cuales se movió».
Nacida en Columbus, Ohio, Winbush se formó en las universidades Kent State y Harvard, así como en el Union Theological Seminary en Nueva York. Comenzó su ministerio en la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.) hace más de 30 años. Sirvió en el ámbito ecuménico en Misiones Globales antes de asumir un pastorado en Queens, Nueva York. También sirvió en iglesias en Harlem, Long Island, el Bronx, Nueva York y Louisville.
«Estamos muy agradecidos por su vida y liderazgo en la CMIR y oramos para que el Señor prepare una nube de testigos y testigas que asuma su legado», dijo Kassab. «Aunque estamos tristes y perplejos por su muerte, no nos sentimos abandonados, abandonadas, porque guardamos la esperanza de que el Señor que comenzó su obra entre nosotros y nosotras, continuará haciéndolo. Te extrañaremos, hermana mía, pero nos mantendremos sostenidas en la esperanza, así en el cielo como en la tierra. »
Otros arreglos están aún pendientes.