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La CMIR responde al llamado de Dios a fomentar la justicia para que todas las personas puedan vivir en abundancia.
La CMIR cree que todas las personas están llamadas a resistir aquello que la Confesión de Accra denomina Imperio: el sistema general bajo el cual vivimos.
La CMIR aspira a formar comunidades de participación plena y justa, resilientes y capaces de resistir la violencia, el racismo, el nacionalismo, el autoritarismo y el militarismo.
Creemos en Dios, que nos convoca a ser partícipes en la creación y en la redención del mundo. Vivimos bajo la promesa de que Jesucristo vino para que toda la creación tenga vida en plenitud.
Confesamos nuestra participación en las injusticias del mundo. Nos alegramos de que en el camino nos guíe el Dios de la justicia, y creemos que recibimos el llamado a trabajar con Dios en la creación de un mundo diferente: un mundo de paz, de justicia y de armonía con la creación.
Creemos que Dios nos llama a acompañar a quienes son víctimas de la injusticia. Sabemos lo que el Señor exige de nosotras y de nosotros: practicar la justicia, amar la misericordia y seguir el camino de Dios. Realizamos esta tarea crítica con nuestras iglesias miembros, concilios de área y contrapartes ecuménicas.
La actual crisis climática es consecuencia de un sistema económico global que ha antepuesto el beneficio a la vida. Dios nos llama a cuidar de toda la creación y a compartir equitativamente los recursos de la Tierra.
La justicia de género incluye las relaciones justas y correctas, el respeto mutuo y la responsabilidad, y el derecho de todas las personas a vivir la vida en toda su plenitud. El programa de igualdad de género de la CMIR procura que las iglesias puedan trabajar por la transformación de las relaciones de género y del compañerismo.
Una economía justa es esencial para la integridad de la fe cristiana. Un desafío para las personas cristianas es cómo vivir fielmente en estos tiempos de injusticia económica.
Guías, enlaces, diálogos y PDF descargables relacionados a la justicia
