El poder de la esperanza sigue movilizando a las pocas iglesias presbiterianas que quedan en Iraq, según pudo constatar en una reciente visita una delegación de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR).
«Aunque son muy pocas, tienen una visión de esperanza que les ayuda a ver como muy vital su rol en la sociedad», afirmó Najla Kassab, presidenta de la CMIR.
La delegación, compuesta por representantes de la CMIR, el Sínodo Evangélico Nacional de Siria y el Líbano, la Iglesia Presbiteriana (EE. UU. de NA) y el Sínodo del Nilo, pasó más de una semana en el mes de octubre visitando a los líderes y a comunidades de la Iglesia Evangélica Nacional Presbiteriana en Iraq (NEPCI, por sus siglas en inglés) en tres diferentes ciudades. Estas iglesias aún no son miembros de la CMIR.
«Uno de nuestros objetivos principales en esta visita solidaria fue ayudar a pastores y pastoras y a ancianos y ancianas a sentarse juntos para comenzar a pensar sobre sus necesidades como iglesias, y el papel que pueden desempeñar para apoyarse mutuamente y fortalecer al ministerio de estas tres iglesias», expresó Kassab.
Estas iglesias enfrentan muchos desafíos, entre ellos la corrupción social, la alta tasa de emigración y el desarrollo del liderazgo. Las tres iglesias miembros de la CMIR ofrecieron asistencia para abordar algunos de estos temas, especialmente el desarrollo del liderazgo y la ayuda para re-establecer los vínculos con el mundo.
Estos ofrecimientos fueron bien recibidos, al igual que una afirmación enfática del secretario general de la CMIR, Chris Ferguson, quien afirmó que había un lugar para las iglesias iraquíes en la Comunión. «La esperanza se afirma a través de las relaciones», dijo Ferguson.
Farouk Hammo, presidente de la NEPCI, dijo que estaban mirando a la CMIR no sólo por su cooperación con los programas de su ministerio, sino por sentirse parte de una familia mundial de iglesias y por ayudar a mejorar su situación en Iraq.
«Tratamos de construir puentes con otras iglesias, especialmente en el Medio Oriente, compartiendo el dolor, la visión y la esperanza con estas iglesias», dijo Kassab. La inclusión de representantes del Medio Oriente en la delegación fue clave. «Podríamos relacionarnos muy fácilmente con contextos similares».
La presencia de Kassab como mujer y una mujer de Medio Oriente abrieron puertas a una oportunidad inesperada: fue invitada a unirse a una visita del ministerio de la iglesia a una prisión para mujeres en Kirkuk. La iglesia trata de cubrir las necesidades básicas de las mujeres encarceladas, que están allí junto a varios bebés que nacieron en cautiverio. La ayuda incluye leche, pañales, dulces, puertas de baños y acondicionadores de aire.
“Las prisioneras me dieron la bienvenida y me pidieron que me sentara en el colchón en el suelo, cerca de ellas. Por algunos minutos incluso me aceptaron como una de ellas”, dijo Kassab. “Sentarme a su lado me planteó muchas preguntas en relación a las injusticias que enfrentan las mujeres. Sus miradas preocupadas eran un indicio de lo difícil que es llegar a sus almas con problemas. La iglesia en Kirkuk fue un signo de esperanza para ellas, aún en esos pequeños pasos».
A pesar de ser iglesias pequeñas, las tres iglesias ejecutan programas y proyectos amplios. Además del ministerio en las prisiones, su tarea incluye estaciones de radio, alojamiento para personas refugiadas, suministro de agua, un gimnasio comunitario y centros de día, guarderías y jardines de infantes.
Kassab afirma que «estas iglesias nos desafiaron a pensar cómo entendemos la misión de la iglesia». “Sienten que continuarán en este rumbo de acercamiento a la sociedad. Tenemos la sensación que el liderazgo de la iglesia es respetado por los diferentes grupos que conocimos, porque estaban dispuestos a vivir su fe fuera de las paredes de la iglesia».
En su última reunión antes de partir de Iraq, la delegación acordó continuar coordinando los esfuerzos para fortalecer la tarea de las iglesias iraquíes, incluida la posibilidad de celebrar una consulta sobre reconciliación, paz y justicia en Kirkuk, a partir de una invitación realizada por el gobernador de Kirkuk.