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Ecumenical Partners for Peace

“Paz con justicia social” es la premisa sobre la que el Estado y la Insurgencia de las FARC-EP hicieron una negociación en años anteriores y sobre las que hace un poco más de dos años firmo el acuerdo de cese al fuego bilateral, posteriormente, firman el acuerdo para la paz y se comienza un camino para la implementación de dichos acuerdos, un camino que nos ha permitido soñar con un país diferente, reconciliado y en paz, muchos de nosotros, líderes religiosos y espirituales de diferentes confesiones, credos y espiritualidades, hemos puesto nuestra esperanza soñando en la construcción de una nueva sociedad, haciendo, desde nuestros puntos de predicación pedagogía para la paz y la reconciliación.

No obstante, el camino se hace doloroso, pareciera que la firma del cese al fuego bilateral, de los acuerdos y su implementación se hubiese convertido en una especie de “vía dolorosa” en la que muchos líderes sociales tuviesen que entregar sus vidas como mártires de la paz, parece que el oscurantismo se revive en nuestros contextos sociales y políticos y que, a quienes no les conviene la paz, se van apoderando poco a poco de nuestro país para sumar miedo en medio de la violencia y de los ataques a la paz en nuestros líderes sociales.

Más de un centenar de líderes sociales han sido asesinados desde la firma de los acuerdos, muchos de ellos constantemente han sido acusados de ser guerrilleros disidentes, se ha negado el derecho a la vida, desde las pasadas elecciones el número de asesinatos se ha intensificado y pareciera que el paramilitarismo retomara el poder y la territorialidad en Colombia, el miedo vuelve a ser una constante para quienes trabajamos en pro de la justicia social, de la defensa de los derechos humanos y de la paz haciendo opción por los más pobres y vulnerables.

Las comunidades de fe, espiritualidades y religiones, denunciamos estas muertes, con dolor, como un acto deplorable, que atenta contra la dignidad de las familias y las comunidades, sabiendo que la violencia solo genera más violencia y que, en ese sentido, no se ha dado garantía a la no repetición, tememos que acontecimientos como el magnicidio de la Unión Patriótica UP, en los años ochenta, se repita en este tiempo y hacemos un llamado nuevamente a la reconciliación entre los colombianos.

No podemos olvidar que somos profetas de nuestro tiempo, que estamos llamados a la construcción de la paz, pero que tampoco debemos callar ante las injusticias que se presentan, nuestra opción por lo espiritual nos demanda a no callar, hacemos un llamado al Estado para que vele por la seguridad de quienes trabajan la paz, hacemos un llamado a cada colombiano y colombiana para que en el ejercicio de la construcción de una mejor sociedad se acerque al otro y a su diferencia con respeto, comprendiendo que la diferencia nos permite reconstruirnos y que al final estamos llamados a entregar un país que sostenga los lazos de hermandad a nuestras próximas generaciones.

Comunidades Basadas en la Fe