News

El miércoles de ceniza, más de 3.000 cristianas y cristianos de 80 países de todo el mundo se unieron en un impactante encuentro de oración de lamento y de solidaridad con todas las personas que sufren las consecuencias de la invasión rusa en Ucrania.

El culto ecuménico celebrado de manera virtual incluyó la participación de pastores, pastoras y feligreses que viven en pueblos y ciudades de Ucrania que han sido atacados desde que aviones de guerra, tanques y tropas rusas comenzaron un asalto coordinado a lo largo de la frontera oriental ucraniana la pasada semana.

El culto de oración y de canto, de reflexiones cuaresmales y de testimonios personales fue organizado de manera conjunta por la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) y la Federación Luterana Mundial (FLM), con la participación del Consejo Metodista Mundial (CMM), la Conferencia Mundial Menonita (CMM), la Conferencia de Iglesias Europeas, la Comunión de Iglesias Protestantes de Europa, la Alianza Mundial Bautista y la Comunión Anglicana.

En sus palabras de bienvenida, la secretaria general de la FLM, Anne Burghardt, denunció «la política cínica» de quienes han «hecho retroceder al mundo a tiempos a los que esperábamos no volver nunca más». Hablando de los «horrores de la guerra y los desplazamientos», dijo: «Una nube de cenizas cubre Ucrania. El reclamo de Dios apela a la responsabilidad de la humanidad: ¿Dónde está tu hermano, Caín? Queremos gritar este reclamo ante los corazones y las mentes de quienes son responsables de toda esta violencia».

Al reflexionar sobre el pasaje del profeta Miqueas acerca de la necesidad de convertir «las espadas en arados y […] las lanzas en azadones», el secretario general en funciones de la CMIR, Hanns Lessing, expresó que estas palabras han inspirado a personas pacificadoras durante casi 3.000 años. La construcción de la paz es una tarea ardua, dijo, pero todas las iglesias están llamadas hoy a esta tarea. Hablando en nombre de todas las comuniones mundiales reunidas para el evento, añadió: «Nos comprometemos a apoyar a las iglesias en Ucrania, ahora y en los difíciles días que vendrán».

Entre los testimonios de diferentes lugares de Ucrania estuvo el de Alexander Shevchenko, de la Iglesia Metodista Unida de Luhansk, la ciudad fronteriza con Rusia que se encuentra en conflicto desde el año 2014. Oró por la paz entre personas rusas y ucranianas y por decisiones sabias de los liderazgos gubernamentales en la región y más allá.

Pavlo Shvarts, de la Iglesia Evangélica Luterana Alemana en Ucrania, habló desde las cercanías de la asediada ciudad de Kharkiv, pidiendo por una paz justa y que tanto agresores como víctimas sean involucrados como parte de ese proceso.

El pastor Alexey, de la iglesia menonita de la ciudad portuaria de Berdyansk, en el sureste del país, mostró las calles vacías y las tiendas cerradas, diciendo que el combustible ha sido racionado y que hay preocupación por la disponibilidad de alimentos y de medicinas en caso de que el conflicto se extienda.

Kriszta Bado, de la iglesia reformada de la región occidental de Transcarpacia, habló conmovedoramente de los miles de personas que huyen a través de la frontera con Hungría, donde las congregaciones y sus pastores y pastoras se están movilizando para atender a las personas en busca de refugio.

Taras Diatlik, de la Alianza Evangélica Mundial en el oeste de Ucrania, y Marek Glodek, de la Unión Bautista Polaca, agradecieron por la organización de las iglesias que están apoyando a la gente en estos momentos de necesidad, incluida la ayuda a estudiantes y seminaristas que huyen hacia extranjero o hacia lugares más seguros.

Mykola Danilevich, de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado de Moscú, en la capital, Kiev, contó que hasta 80 personas se refugian bajo tierra en su parroquia cada noche para escapar de los bombardeos. «Permanecemos con nuestra gente», dijo, agradeciendo a la totalidad de sus colegas ortodoxos, protestantes y católicos que llamaban para compartir sus continuas oraciones y su apoyo.

El culto siguió con una convocatoria a la familia cristiana para que aporte esperanza por medio de la oración y de la acción en este tiempo de crisis. J.C. Park, presidente del CMM, condenó lo que denominó «una nueva guerra fría» y «la despreciable propaganda de las armas nucleares».

César García, secretario general del CMM, dijo que las personas de fe están llamadas a «encarnar la esperanza para las demás», tal como hicieron las primeras comunidades cristianas, que resistieron el conflicto y la opresión en su época.

El servicio concluyó con un momento de oraciones de intercesión, que se extendió, más allá de la invasión a Ucrania, a otros países devastados por la guerra, como Myanmar, Siria, Etiopía y la región de Tigray, Yemen, Armenia y Sudán del Sur, incluyendo una súplica de «perdonar nuestra parcialidad cuando sostenemos una narrativa occidental en relación con las personas refugiadas. Perdónanos cuando algunas nacionalidades son identificadas y bloqueadas en la frontera al querer huir de Ucrania. Todas son víctimas y todas pertenecemos a la misma familia humana. Vuélvenos, oh Dios, hacia los y las demás».

Artículo original cortesía de la FLM/P. Hitchen.