News

Aleja de mí el bullicio de tus canciones; no quiero oír la música de tus cítaras ¡Pero que fluya el derecho como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable! Amos 5:23-24.

Queridos hermanos y hermanas,

Como una Comunión de iglesias de todo el mundo estamos unidos a través de nuestra fe en Cristo y estamos comprometidos a actuar en nombre de Dios para traer justicia que fluya como un río para todos. Como tal, hemos hecho reiterados pedidos “a respetar, defender y promover la dignidad de cada persona.” La crisis actual de los refugiados en Europa es el último desafío para nosotros como una familia en todo el mundo para elevar nuestras voces y actuar para ayudar a los necesitados, y pedir a aquellos que están en el poder a hacer lo mismo.

En nuestra reunión del Comité Ejecutivo en el Líbano en mayo pasado, hemos escuchado a nuestros hermanos y hermanas en el Medio Oriente, ya que han luchado a través de grandes trastornos para cumplir el mandato evangélico de “ama a tu prójimo”. Siendo que cientos de miles de refugiados han atravesado la frontera siria-libanesa, nuestras hermanas y hermanos han actuado para ayudarlos. Continúan haciéndolo, señalando en una reciente actualización:

“¿Qué decimos acerca de las personas que huyen y dejan detrás sus hogares y todo lo que tenían, buscando seguridad y esperanza para el futuro en otros países? Contrabandistas criminales dan promesas que atraen a miles de sirios a pesar de enfrentar el peligro del mar, donde muchos no logran sobrevivir. ¿Dónde podemos encontrar esperanza? ¿Cómo podemos ayudar? Esa es ahora la pregunta que aún no tiene respuesta.”

Y sin embargo, la iglesia en el Líbano “sigue intentando lo imposible para proporcionar lo que es posible”. Del mismo modo nuestras hermanas y hermanos en Hungría han trabajado y están trabajando para ofrecer hospitalidad al extranjero, ya sea que se estén instalando en el país o estén de paso, agradeciendo a los conciudadanos “por actuar con paciencia y comprensión hacia los demás seres humanos en una situación difícil.”

Uniéndonos con nuestros hermanos y hermanas en la región como una Comunión comprometida con la justicia debemos denunciar como si fuéramos una sola voz para exigir a los gobiernos a asumir la responsabilidad de estos niños, mujeres y hombres que huyen de las guerras que ellos no causaron, del terror que no crearon y de los sistemas injustos de los que son víctimas. Como afirmamos en nuestra Asamblea General de la Unificación de 2010: “Exigimos a los gobiernos e iglesias que vean a la gente no como una amenaza, ni como una mercancía, sino como seres humanos con dignidad.”

Nuestros pedidos a la acción deben ser acompañados con la oración constante y un profundo reconocimiento de nuestra responsabilidad como pueblo de Dios comprometido a hacer todo lo que nos sea posible para transformar el mundo por la justicia, la reconciliación y la paz. Recibiendo y asistiendo a los necesitados es imprescindible, pero también lo es hacer campaña por paz y justicia en todo el mundo.

Por favor, contacten a sus líderes gubernamentales. Imploren que abran las fronteras de su país para recibir a más refugiados. Exíjanles que se detenga la venta de armas a los combatientes y que a cambio se comprometan en los recursos para ayudar a estas víctimas de la violencia y lograr una paz justa y rápida.

También, por favor oren y envíen mensajes y apoyo a las personas de nuestra Comunión que están al frente de esta situación, sobre todo las iglesias citadas arriba, así mismo a nuestros hermanos y hermanas en Italia.

Como afirmamos en la Confesión de Accra: “Creemos en Dios, Creador y Sustentador de toda la vida, que nos llama como compañeros en la creación y la redención del mundo. Vivimos bajo la promesa de que Jesucristo vino para que todos puedan tener vida en abundancia (Juan 10:10). Guiada y sostenida por el Espíritu Santo nos abrimos a la realidad de nuestro mundo”.

El mundo está roto, desgarrado con el pecado, impulsado por la codicia y consumido por el miedo. Tenemos que oponernos a esto y proclamar nuestra fe y esperanza en Jesucristo juntos como una familia y en solidaridad con los hijos de Dios en su dolor y desesperación.

Chris Ferguson
Secretario General

Traducción: Secretaría de Comunicaciones IEVRP (VB)