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El Comité Ejecutivo de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR), reunido del 18 al 22 de mayo de 2024, en West Michigan, EE.UU., ha convocado a su membresía y a sus contrapartes a la oración, a la acción y prepararse.

Estando nuevamente en el lugar donde se realizó la Asamblea General de Unificación del año 2010, el Comité Ejecutivo se encontró con un país que se enfrenta a graves desafíos. «El nacionalismo cristiano, el creciente autoritarismo y el flagelo del racismo están desgarrando el alma misma de esta nación», afirmaba el mensaje del Ejecutivo.

Dos ponencias nutrieron al Comité Ejecutivo sobre estos temas. La primera, a cargo de los profesores de historia de la Universidad Calvin Kristin DuMez y James Bratt, abordó el nacionalismo cristiano.

Señalaron tres modelos de creencia cristiana que fluyen y fluctúan a lo largo de la historia estadounidense: la mancomunidad sagrada, el pluralismo protegido por la Constitución y la espiritualidad de la Iglesia, que postula que las cuestiones mundanas no son asunto de la Iglesia.

Si bien el nacionalismo cristiano tiene conexiones con el tercer modelo, con frecuencia resulta más secular que confesional, con poca feligresía participando regularmente de la vida eclesial y con un número cada vez mayor que no cree que Jesucristo sea Dios. «Es una subcultura alejada de las tradiciones bíblicas», afirmó DuMez.

En una mesa redonda sobre el racismo participaron seis personas residentes en Grand Rapids (Michigan), cada una de las cuales participa en iniciativas para contrarrestar los racismos sistémicos e individuales presentes en la zona. Con la moderación de Monica Schaap Pierce, secretaria ejecutiva de Christian Churches Together, las ponencias fueron presentadas por Jathan Austin, integrante de la junta de la Asociación de Pastores y Pastoras de Grand Rapids; Terry Dixon, agente de policía de Grand Rapids y coordinador del programa Clergy on Patrol; Victoria Gibbs, miembro fundadora de Communities Organizing for Racial Equity; Jack Kooreman, fundador de la Asociación de Pastores y Pastoras de Grand Rapids; y Reggie Smith, consultor ministerial de Thrive, un ministerio de la Iglesia Cristiana Reformada de Norteamérica.

Brindaron detalles sobre el racismo histórico que prevalece en Grand Rapids, indicando que la segregación -tanto geográfica como económica- continúa en la actualidad. Aunque hace años que se lucha contra el racismo, el asesinato de un hombre negro a manos de la policía renovó el compromiso de participación activa de las iglesias locales.

«Los seres humanos merecen ser reconsiderados a la luz de Cristo», expresó Smith.

«¿Qué impide la reconciliación racial? La honestidad: no se puede superar lo que no se afronta. Si no manifiestas disposición a enfrentarte a los problemas reales, ¿cómo puedes abordarlos?», manifestó Austin.

El mensaje del Comité Ejecutivo afirmaba:

La cepa estadounidense del nacionalismo cristiano es especialmente virulenta, ya que supone una confianza suprema en que Dios está del lado de los Estados Unidos, en que sus «batallas» son en realidad una sola. De esta convicción se derivan impulsos autoritarios, con el impío objetivo de restringir la participación a unos pocas personas «elegidas». El racismo está muy arraigado en la sociedad estadounidense; las repercusiones no resueltas de la esclavitud y la segregación son las más prominentes, pero no debe olvidarse la discriminación generalizada de todos los cuerpos negros y marrones que se encuentran en el país o en su frontera.

El mensaje no se enfocaba solo en los Estados Unidos de Norteamérica, sino que señalaba problemas en todo el mundo. En su convocatoria, el Comité Ejecutivo pedía oraciones por las próximas asambleas eclesiásticas en Norteamérica y por quienes «trabajan por la verdad y por la justicia en todo el mundo». También hizo un llamamiento a la acción:

  • Pedir a sus gobiernos que:
    • establezcan un alto el fuego inmediato en Gaza
    • desmilitaricen la península de Corea
    • cesen la venta de armas a Israel
    • pongan fin al embargo contra Cuba
    • adopten medidas contra la catástrofe climática
    • desarrollar políticas de inmigración humanas para los inmigrantes
  • Consideren la posibilidad de contribuir a la próxima campaña de recaudación de fondos de la CMIR
  • Se comprometan a participar en diálogos para comprender mejor nuestra responsabilidad de dar testimonio del amor liberador de Jesucristo.

Finalmente, el mensaje convocaba a prepararse para la próxima Asamblea General, que se celebrará del 14 al 23 de octubre de 2025 en Chaing Mai, Tailandia. El mensaje concluía diciendo: «El lema «Persevera en tu testimonio» nos pide que abracemos la realidad de la muerte con una espiritualidad y un amor kenóticos (de vaciamiento de uno/una mismo/a), reafirmando nuestra fe en el Cristo de la Cruz y visionando una esperanza vivificante en acción».

El propio Comité Ejecutivo dio seguimiento a los preparativos de la Asamblea recibiendo información actualizada del Comité de Planificación de la Asamblea General y dedicando un tiempo considerable a la revisión de los documentos conceptuales programáticos, que pronto se distribuirán a las iglesias miembros para su consideración.