El compromiso de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) con la justicia de género -con un enfoque especial en la ordenación de mujeres – fue tema de un taller durante la 11ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias.
Dorcas Gordon, de la Iglesia Presbiteriana de Canadá, presentó la Declaración de Fe de la CMIR sobre la Ordenación de Mujeres, adoptada en el marco de la pasada Asamblea General del año 2017, como «una declaración definitiva sobre la ordenación de mujeres, y no como una decisión que la CMIR haya tomado a la ligera.»
La declaración comienza: «Dios, a través del Espíritu Santo, llama tanto a las mujeres como a los hombres a participar plenamente en todos los ministerios de la iglesia». Da testimonio de la certeza de la CMIR de que, tanto las mujeres como los hombres igualmente creación e imagen de Dios y que, por ende, deben recibir el mismo tratamiento en respeto y en dignidad. La declaración hace un llamamiento a las iglesias miembros de la CMIR para que declaren su compromiso de garantizar que tanto las mujeres como los hombres tengan la misma posibilidad de reflejar su incorporación común al cuerpo de Cristo no solo en el bautismo sino también en el servicio.
«Esto no significa que las mujeres reciban la ordenación de un modo inmediato en la comunidad o que se les conceda plena autoridad», expresó Gordon, preguntándose también: «¿cuánto será aun necesario para mover estos sistemas» que impiden a las mujeres responder al llamado de Dios en sus vidas?
«La ordenación de mujeres no es algo fácil, pero estamos en el camino», dijo la presidenta de la CMIR, Najla Kassab, del Sínodo Evangélico Nacional de Siria y Líbano (NESSL).
Kassab, junto con Jyoti Singh Pillai, de la Iglesia del Norte de la India, y con Peggy Kabonde, de la Iglesia Unida de Zambia, compartieron sus experiencias en el seguimiento de sus llamadas a ser ministras ordenadas. Las tres se encontraron con resistencia o con desafíos, primero para poder acceder a una educación teológica y luego para ser ubicadas como ministras dentro de sus iglesias.
Una década después de que la primera mujer de su iglesia fuera ordenada, asignándosele un espacio como capellán, la designación inicial de Kabonde como ministra en formación fue en una pequeña congregación rural «porque tenían miedo de que los hombres y las mujeres de la iglesia no tuvieran aun la preparación necesaria para recibir a las mujeres en el ministerio». Pero, al llegar el tiempo de su ordenación, se generó un gran problema. Las personas a las que habíamos servido levantaron su voz en apoyo, ayudando a que llegara el cambio».
Kabonde llegó a ser la primera mujer secretaria general de la Iglesia Unida de Zambia. «Todo el tiempo en que serví fue para mirar hacia adelante y para ver cómo podía motivar a las mujeres jóvenes que querían formar parte del ministerio. Sabía que una vez que las mujeres recibieran educación, serían capaces de trabajar bajo el empoderamiento del Espíritu Santo. Si son apreciados, los dones de las mujeres pueden hacer un gran aporte», dijo.
Singh Pillai, que ya tenía estudios previos y que ejercía como abogada, sintió el llamado de Dios al ministerio, pero sus amistades y su familia la desaconsejaron. «Seguí orando, orando y orando. Déjenme dar el primer paso; si es la voluntad de Dios, él me ayudará», dijo.
Después de una entrevista no muy buena con el comité pastoral, «tenía la certeza de que no me volverían a llamar. Pero aquí es donde actúa el Espíritu Santo. Al cabo de seis meses, recibí una carta de mi obispo y me fui al Colegio Episcopal de Calcuta», explicó.
Incluso después de recibir su título como teóloga, encontró resistencias y tensiones en el camino hacia el ministerio en su propia iglesia. Pero cuando se le presentaron oportunidades -incluida la de predicar-, las aprovechó y, al final, la designaron en una congregación.
«Si una mujer puede dar a luz a un niño o a una niña, ¿por qué no puede bautizar, dar la comunión y también celebrar sepelios?», se preguntó Singh Pillai. «Lo importante es promover la educación en nuestras iglesias, que capacitemos a nuestras mujeres para que hablen por sí mismas. Cuando se habla de la ordenación de mujeres, no hay que conformarse con el carácter simbólico. Es necesario pedir un espacio igualitario».
Kassab comenzó su caminar teológica en la Escuela de Teología de Cercano Oriente, formándose en el área de educación cristiana. Pero, al intentar acceder a un título teológico, tuvo que irse al extranjero, al Seminario de Princeton, en Estados Unidos.
«Decidí no ordenarme en Estados Unidos. Quería hacerlo en mi iglesia de origen», dijo Kassab. Aceptó un puesto en educación cristiana para el NESSL. La puerta a la ordenación se abrió un poco en el año 1993, cuando se decidió dar a las mujeres una licencia para predicar, pero no fue hasta el año 2017 cuando se ordenó a la primera mujer. Kassab fue la segunda.
«Creo que se habilita una nueva bendición espiritual para la vida de nuestras iglesias cuando las mujeres son ordenadas», concluyó Kassab.
Dos hombres también hicieron uso de la palabra durante el taller.
Lungile Mpetsheni, secretario general de la Iglesia Presbiteriana Unida del Sur de África, dijo: «Es importante que los hombres tomemos partido en esta lucha. Es necesario que todos se cuestionen y digan que todas las personas han sido creadas a imagen y semejanza de Dios. Tenemos que estar juntos como aliados en la lucha por la justicia».
Hanns Lessing, secretario general en funciones de la CMIR como parte de la Secretaría General Colegiada, manifestó que la Declaración de Fe «es una declaración muy, muy fuerte que hace posible el debate incluso en las iglesias miembros que no ordenan mujeres. Es una herramienta muy importante para nuestra tarea. Somos muy buenos en la proclamación, pero solemos fallar en dar el paso desde ahí hacia el testimonio. Realmente debemos vivir las palabras que pronunciamos».
Lessing dijo que la CMIR desarrollará durante los próximos meses una «auditoría de género» para medir las expectativas y las necesidades de las mujeres; la situación de la ordenación, la designación y el liderazgo de las mujeres en las iglesias miembros; y el desarrollo de planes de acción para avanzar hacia la ordenación en las varias docenas de iglesias miembros que aún no lo hacen.
En el siguiente enlace es posible acceder a más información sobre la ordenación de mujeres: wcrc.ch/justice/gender-equality