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¡Feliz Día de la Reforma!

Desde las calles de Beirut, en medio de una revuelta, les envío mi saludo en esta jornada en que conmemoramos y celebramos el Día de la Reforma. Una de las mayores enseñanzas que nos legó la Reforma es la responsabilidad: que los y las líderes y todas las personas debemos rendir cuentas ante a la comunidad. No hay autoridad que esté por encima del deber de la responsabilidad. Por medio de la rendición de cuentas, nos reformamos juntos y juntas y verificamos cómo nuestro ministerio y nuestros líderes trabajan hacia el Reino de Dios, hacia una justicia para todas las personas. Si tomáramos en serio el desafío de la Reforma continua, de mantener viva la Reforma, necesitamos incrementar nuestra responsabilidad.

Hoy en día, muchas calles en todo el mundo están en huelga, ya sea en Beirut, Hong Kong, Irak, Chile o en otros sitios. La gente decidió no permanecer más en silencio, y la juventud se mostró dispuesta a correr el riesgo de estar en las calles, para expresar la necesidad de que sus líderes se responsabilicen de proporcionar una vida digna para todos y todas, haciendo oír sus gritos contra la corrupción. Sí, los líderes y las lideresas deben rendir cuentas, y todo lo que sea injusto debe ser señalado.

A pesar del hecho de que cada país tiene sus propias causas de injusticia y situaciones que han llevado a las personas a la injusticia, el factor común es que los y las jóvenes se atreven a hablar, pagando incluso un alto precio por ello. Es hora de pensar conjuntamente cómo generar un cambio, ya sea gradual o radical. El silencio es un factor importante que alienta la injusticia. Es la mentalidad que afirma que no debería involucrarse en problemas que no le afectan directamente.

Nuestra Confesión de Accra nos recuerda hoy que los asuntos relacionados a la justicia económica y ecológica no son solo asuntos sociales, políticos y morales, sino parte integral de la fe. Ser fieles al pacto de Dios requiere que los cristianos y las cristianas, individualmente, y las iglesias asuman una postura en contra de las injusticias económicas y ambientales actuales «mirando a través de los ojos de las personas sufrientes y despojadas de todo poder». Las Confesión de Accra desafía a las iglesias y a la sociedad a escuchar los gritos de las personas que sufren y las heridas de la creación misma, sobreexplotada y subvaluada por la economía global actual.

Se nos presenta hoy el desafío de seguir hablando en contra de la injusticia económica, tener voz y usar nuestra imaginación juntos y juntas en busca de un futuro mejor. Hoy quisiera compartir el testimonio de Wittenberg, que asumimos como compromiso común con nuestras hermanas y hermanos luteranos hace dos años, diciendo juntos y juntas:

Anhelamos conjuntamente una imaginación renovada de lo que podría significar ser una iglesia en comunión, para nuestro mundo, en nuestro tiempo.

Necesitamos nueva imaginación para vivir conjuntamente de un modo que abrace nuestra unidad, no solo como un don sino también como un llamado.

Necesitamos nueva imaginación para soñar un mundo diferente, un mundo en el que prevalezcan la justicia, la paz y la reconciliación.

Necesitamos nueva imaginación para desarrollar espiritualidades de resistencia y visión profética, espiritualidades al servicio de la vida, espiritualidades formadas por la misión de Dios.

En este día, sumamos nuestra voz a todas aquellas que luchan en las calles del mundo. Se nos recuerda la potencia de defender nuestros valores y de confiar que, sin importar cuál sea nuestro número, podemos marcar una diferencia. Martin Luther nos animó a decir «Aquí estoy», incluso cuando eso significaba pagar un alto precio. Hoy, agregamos a las palabras de Lutero: «Aquí me expreso».

Creemos que podemos marcar una diferencia y comprometernos con una Reforma que sea continua.

En Cristo,
Rev. Najla Kassab
Presidenta