Todo comenzó con simples actos de hospitalidad que se convirtieron en una misión transformadora de vidas.
La llegada de miles y miles de refugiados provenientes del Medio Oriente, la cual comenzó hace más de un año, hizo reaccionar a los miembros de la Iglesia Evangélica Griega (GEC por sus siglas en inglés). Los miembros de la GEC, que para ese entonces ya ayudaban a los habitantes de Grecia quienes atravesaban momentos difíciles debido a la crisis económica, no pudieron quedarse con los brazos cruzados ante las horribles condiciones a las que se enfrentaban los refugiados en los campamentos improvisados a las afueras de Idomeni.
«Estaban en medio de la nada, sin techo. Era una situación terrible», dijo Alexandra Nikolara, anciana gobernante de la Iglesia Evangélica Griega de Katerini y coordinadora del programada de refugiados de dicha iglesia.
Los miembros de la GEC de las iglesias en Katerini y Neos Mylotopos, una pequeña ciudad con una población menor al número de refugiados que había en los campamentos, comenzaron a abastecer de productos básicos y poco tiempo después también de información, incluyendo conexión a internet. La red de voluntarios creció, como lo hizo el apoyo, con la GEC recibiendo donaciones de sus iglesias hijas dispersas alrededor del mundo.
«Al principio no eran muchas ONGs», dijo Savvas Anastasiou, un presbítero de Mylotopos, «solo nosotros y la iglesia en Katerini, así que improvisamos.»
Durante sus visitas regulares, los voluntarios se dieron cuenta de que los refugiados necesitaban más de lo que los campamentos les proveían. Ellos necesitaban un respiro de la realidad que estaban viviendo, así que con el permiso del ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) invitaron a los refugiados a sus casas para cenar, bañarse y poder lavar sus ropas.
«Y entonces decidimos que no regresarían al campamento», dijo Nikolara. «Seguimos trayendo más y así es como todo comenzó.»
El programa que opera en Katerini es capaz de «crear un ambiente seguro y pacífico para aproximadamente 100 refugiados con el objetivo de brindarles ayuda profesional» mientras se adaptan al sistema de reasentamiento establecido por la Unión Europea, dice Nikolara.
La iglesia se centra en ayudar a los refugiados más vulnerables (madres solteras con niños) y renta departamentos en Katerini para hospedarlos. Un equipo de siete integrantes es guiado por un comité de tres presbíteros, cada uno de ellos está enfocado en diferentes aspectos: cuestiones espirituales, necesidades financieras y administración general.
«El Señor ha tocado nuestras vidas a través de estas personas y eso nos honra», dijo Yiannis Yfantidis, el pastor de la iglesia, quien también participa en el movimiento. «Ellos se vuelven parte de nuestras familias y espero que jamás lo olviden».
Algo parecido está sucediendo en Mylotopos, puesto que la iglesia de este lugar ha alojado hasta a dos docenas de refugiados al mismo tiempo en departamentos de la zona. Para poder ofrecer mayor estabilidad en cuanto a alojamiento se refiere, la iglesia está renovando un departamento que se encuentra arriba de un espacio donde se guarda ropa donada, y está acondicionando otro edificio ubicado frente a la iglesia misma.
«La situación llenó de energía tanto a la iglesia como a la comunidad entera», dijo Anastasiou. «La primera vez que llegaron refugiados a este lugar la gente estaba temerosa, ahora son ellos mismos quienes quieren que lleguen más».
«Pusimos en práctica nuestras creencias y lo que predicamos en el púlpito», continuó. «Nuestro objetivo principal es ayudarlos, enseñarles con hechos lo que significa ayudar cristianamente al prójimo y a través de este ministerio mostrarles y decirles cuáles deben ser las acciones de un cristiano».
El mismo espíritu y dedicación también se manifiesta en Thessaloniki, la segunda ciudad más grande en Grecia. Steki, un banco de alimentos griego, ahora también da servicio a los refugiados ya que varias familias los han alojado. La congregación de la GEC está trabajando para abrir un lugar en el centro de la ciudad que sirva como punto de reunión para los refugiados.
«Nuestra fe debe aplicarse a la vida diaria. Si ellos notan nuestra fe en vida serán testigos de algo grandioso. A veces las palabras no son necesarias», dice Antonis Sakkelariou, coordinador de Steki.
Con un estimado de 60,000 refugiados aún en Grecia, y un sistema para asentarlos en otros países de la Unión Europea que funciona paulatinamente, el trabajo de las misiones de la GEC en pro de los refugiados continuará en el futuro, por este motivo la Iglesia Evangélica Griega agradece la ayuda financiera que pueda ser aportada y los voluntarios que quieran sumarse. Para cualquier consulta y/o ofrecimiento favor de ponerse en contacto con la oficina sinodal a través de: www.gec.gr