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Desde su Asamblea General de Unificación, realizada en 2010, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) ha asumido compromisos con los pueblos indígenas que no se han concretado.

Un importante paso para rectificar esta situación se dio en una consulta de integrantes indígenas de la Comunión y contrapartes ecuménicas, celebrada a finales de abril bajo el lema “Arrepentimiento, reconciliación y justicia redistributiva”: Espiritualidad y Teología de los Pueblos Indígenas”.

“La consulta reconoció la urgencia de la situación a la que se enfrentan los pueblos indígenas”, expresó Philip Vinod Peacock, Secretario ejecutivo de Justicia y Testimonio de la CMIR. “En muchos lugares en nuestro mundo, las personas indígenas están siendo asesinadas, mientras que en otras comunidades están siendo sistemáticamente destruidas. La atención mundial y ecuménica a la causa de los pueblos indígenas resulta esencial en nuestro compromiso con la justicia.”

Las personas reunidas elaboraron un documento que será presentado a la Asamblea General del año 2025. El documento, una “petición de diálogo”, trata varios temas importantes e incluye propuestas para lograr avances positivos.

“El de pensar colonialista subsiste en las formas de gobierno y en la toma de decisiones tanto indígenas como no indígenas; su alcance es profundo y persistente. Todos los pueblos -tanto dentro como fuera de la Iglesia- han sido profundamente modelados por la colonización, y es nuestra responsabilidad descolonizarnos y buscar nuestra liberación colectiva”, afirma el borrador del documento.

“Por ende, los pueblos indígenas que se han reunido para preparar esta Asamblea General no establecen una postura en el documento, sino un pedido de diálogo. La CMIR y muchas de sus iglesias miembro y otros organismos ecuménicos han afirmado una y otra vez la compleja situación, específica y única, de las preocupaciones indígenas por la justicia en todo el mundo. Sin embarro, la experiencia indígena, su liderazgo, sus encuentros y ministerios nunca reciben una financiación completa y siempre son tratados como proyectos ad hoc”, establece el documento. “A través de nuestra invitación al diálogo, ¿podríamos ayudar a la Iglesia a ver la JUSTICIA más allá del ‘dinero’? Según nuestra experiencia, la Iglesia sigue ‘hablando por hablar’ pero sin ‘andar el camino'”.

Al hablar sobre la doble identidad de ser personas indígenas y cristianas, el proyecto de documento afirma: “Las iglesias tienen que comprometerse a fomentar el respeto por todas las respuestas de los pueblos indígenas al desafío de equilibrar el cristianismo y las formas de ser indígenas. Las iglesias también deben comprometerse a abrir sus archivos y sus recursos a los pueblos indígenas que tratan de reconstruir sus expresiones de fe y recuperar las historias de sus antepasados y antepasadas.

“Las iglesias también deben luchar contra los casos de colonialismo extremo en los que se utilizan lenguas o conocimientos indígenas, pero en lo que la teología sigue siendo eurocéntrica. Esto se hace evidente sobre todo en el énfasis excesivo de las iglesias en la escatología en detrimento de la justicia social en el aquí y ahora”.

Señala el documento que “en todo el mundo que Dios ama, los pueblos indígenas siguen viviendo bajo la convergencia de múltiples crisis sociales”, enumerando aquellas a las que la Iglesia ha contribuido, pero también afirmando que “los pueblos indígenas poseen sabiduría sobre cómo atender a nuestras comunidades que sufren bajo estas crisis sociales superpuestas”.

Al abordar “la emergencia climática y el cuidado de la creación de Dios”, el borrador del documento afirma que “los Pueblos Indígenas se encuentran en la primera línea del cambio climático; el desplazamiento de las comunidades indígenas es consecuencia de la extracción de los llamados recursos naturales de la tierra, pero también de los desplazamientos directamente relacionados con el cambio climático”.

“Por esta razón, los pueblos indígenas siguen siendo los defensores de la tierra, haciendo frente a los intereses empresariales y gubernamentales. Exigiendo responsabilidades a los gobiernos para que respeten la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y las normativas y las leyes medioambientales nacionales e internacionales. El mundo tiene la oportunidad, y las Iglesias la obligación moral, de participar activamente en los que los Pueblos Indígenas enseñan al defender sus tierras.”

Una sección sobre el movimiento Indigenous Land Back (Retorno Indígena a los Territorios) y los derechos indígenas afirma: “Los derechos indígenas y las responsabilidades que asumimos se encarnan y se viven en nuestras tierras. El 80% de la biodiversidad restante se encuentra en tierras tradicionales indígenas. Somos lo que hacemos”.

Quienes participaron en la consulta siguen trabajando en el borrador, que será presentado para su debate y para la toma de decisiones durante la 27º Asamblea General de la CMIR, a celebrarse en Chiang Mai, Tailandia, del 14 al 23 de octubre de 2025.

La consulta se celebró coincidiendo con el Foro Permanente para las Poblaciones Indígenas de las Naciones Unidas en Nueva York. Y fue posible gracias al apoyo del Otto per Mille y también a una ofrenda especial realizada durante la Asamblea General del año 2024 en la Iglesia Unida de Cristo.