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En un emotivo momento de solidaridad ecuménica, líderes de dos importantes comunidades cristianas de Buenos Aires, la Iglesia Anabautista Menonita y la Iglesia Reformada, se reunieron el miércoles 23 de abril para expresar su apoyo al fotógrafo Pablo Grillo. Grillo, que se encuentra en estado grave, resultó herido durante una violenta represión de las fuerzas de seguridad contra una protesta pacífica en defensa de los derechos de los jubilados.

La protesta, un evento semanal organizado por jubilados y sus simpatizantes, se celebra todos los miércoles desde hace años para exigir mejores condiciones de vida y apoyo del Gobierno. Sin embargo, la manifestación pacífica fue reprimida con violencia por las fuerzas de seguridad el 12 de abril de 2025, siguiendo órdenes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. La represión alarmó a toda Argentina y muchos cuestionaron el enfoque del Gobierno en materia de derechos civiles y justicia social en el marco de las medidas de austeridad del presidente Javier Milei.

A raíz de esta violencia, el pastor Gerardo Oberman, en representación de la Iglesia Reformada, y el líder menonita Luis María Alman Bornes visitaron a la familia Grillo para ofrecerles su solidaridad y sus oraciones. Los dos líderes religiosos entregaron una ofrenda económica, recaudada durante un servicio ecuménico especial celebrado en la Iglesia Anabautista Menonita de Buenos Aires con motivo del Día del Recuerdo. La ofrenda fue un gesto de solidaridad con los afectados por la violenta respuesta del Estado a las protestas pacíficas y un acto tangible de apoyo a la familia Grillo.

Grillo, fotógrafo profesional y defensor de los derechos humanos desde hace mucho tiempo, estaba profundamente involucrado en la documentación de las luchas por la dignidad, la justicia y la protección de los derechos humanos. Su trabajo ha sido crucial para sacar a la luz las injusticias que sufren las poblaciones más vulnerables de Argentina, entre ellas los jubilados, los discapacitados y los desempleados.

Durante la reunión, la familia Grillo compartió su inmensa gratitud por el gesto de apoyo y expresó que utilizaría los fondos recibidos para continuar defendiendo las causas que Pablo tanto amaba. La familia también expresó su esperanza, ya que se espera que Pablo comience pronto la terapia de rehabilitación. Su recuperación, dijeron, no solo sería un viaje personal, sino también un símbolo de la lucha más amplia por la justicia en Argentina.

«La visión de una sociedad justa es lo que nos une», dijo el pastor Oberman. «Estamos con Pablo y con todos aquellos que siguen luchando por una Argentina más inclusiva y compasiva».

En su conversación, la familia y los líderes de la iglesia se centraron en la importancia de crear una sociedad en la que la inclusión no sea solo un eslogan, sino una realidad para los jubilados, las personas con discapacidad y otros grupos marginados. Coincidieron en que el trágico suceso de la lesión de Pablo no fue un incidente aislado, sino parte de un patrón más amplio de represión estatal que afecta a los más vulnerables de la sociedad.

Para las iglesias reformada y menonita, esta visita es un recordatorio del poder de la reconciliación y la fe compartida en la búsqueda de la justicia. Ambas comunidades siguen caminando juntas en solidaridad con el pueblo argentino, comprometidas a alzar su voz contra la injusticia y a apoyar a quienes han sido oprimidos por las políticas del gobierno actual.

La colaboración entre las iglesias menonita y reformada en Argentina es un testimonio del poder transformador de la unidad ecuménica. A través de sus esfuerzos colectivos, ambas iglesias contribuyen activamente a la construcción de una sociedad más justa y compasiva, arraigada en los valores compartidos de la dignidad y los derechos humanos. Su compromiso de trabajar juntos por el cambio pone de relieve el impacto tangible de la acción impulsada por la fe en la promoción de la transformación social.

Al concluir la conversación, los líderes eclesiásticos y la familia Grillo reafirmaron su compromiso con la causa de los derechos humanos y se comprometieron a seguir rezando por la recuperación de Pablo. Las iglesias también prometieron seguir activas en las calles, donde continúa la lucha por la justicia y donde la solidaridad es más importante que nunca.

En un país donde la brecha entre ricos y pobres sigue aumentando, los esfuerzos de las comunidades menonita y reformada por apoyar a quienes defienden una sociedad más justa y equitativa son un recordatorio del poder de la acción impulsada por la fe frente a la adversidad. (Traducción realizada por DeepL)