En preparación para el 27.º Consejo General, publicamos una serie de artículos destacados que exploran las ideas clave de la teología reformada que dan forma a nuestro viaje compartido de fe y testimonio. Estas reflexiones ofrecen una comprensión más profunda de la autocomprensión de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) como una comunión con discernimiento, un cuerpo que escucha, reflexiona y responde al llamado de Dios en el mundo de hoy.
Comenzamos con una exploración del discernimiento en la teología reformada. La tradición reformada sostiene desde hace mucho tiempo que el discernimiento no es solo un ejercicio espiritual privado, sino una responsabilidad comunitaria y estructural. En esencia, se trata de escuchar juntos, de buscar el movimiento del Espíritu Santo en la toma de decisiones colectivas, la reflexión teológica y el testimonio de la iglesia en la sociedad.
Un legado de dones compartidos y discernimiento comunitario
La interpretación reformada del discernimiento está profundamente arraigada en una teología de responsabilidad mutua y dones compartidos. Este principio queda bellamente plasmado en la invitación al Sínodo de Emden de 1571, un momento decisivo en la historia de la Iglesia Reformada:
«Dios ha asignado sus dones a los hombres de tal manera que no ha dado a los individuos la plenitud total, sino solo una medida muy definida y una parte definida de estos dones, para que, unidos y unidos entre sí, se enriquezcan mutuamente, y que sean entre ellos instrumentos y, por así decirlo, canales de su bondad y su gracia, precisamente a través de la unión fraternal de sus dones. De esto se deduce: Cuanto mayor sea el número de creyentes que estén unidos entre sí, más rico será el flujo de gracia resultante para todos».
Esta visión del discernimiento enfatiza que ninguna persona o institución posee la plenitud de la sabiduría divina. En cambio, la iglesia está llamada a escuchar, aprender unos de otros y tomar decisiones juntos. Este es el corazón de la sinodalidad: una forma de ser iglesia que se resiste al poder centralizado y, en cambio, fomenta el diálogo, la reflexión en oración y la toma de decisiones comunitarias.
Discernimiento: un principio fundamental en la tradición reformada
En la teología reformada, el discernimiento es más que una reflexión individual: es un proceso colectivo guiado por el Espíritu que involucra a toda la comunidad eclesial. Se basa en la creencia de que Dios habla a través de las Escrituras, la tradición y las voces de los creyentes reunidos en oración y diálogo. La comprensión reformada del discernimiento está profundamente ligada a su tradición conciliar, en la que las decisiones se toman colectivamente en lugar de a través de la autoridad jerárquica.
Históricamente, los sínodos y los concilios han desempeñado un papel vital en la configuración de la doctrina, el gobierno de la iglesia y el testimonio social. A diferencia de los modelos centralizados de liderazgo eclesiástico, el enfoque reformado valora la colegialidad, la responsabilidad y el debate teológico. Esto significa que el discernimiento no consiste simplemente en seguir la intuición religiosa, sino en luchar con las Escrituras, comprometerse con las tradiciones teológicas y responder a los desafíos contemporáneos con fe y sabiduría.
La sinodalidad y la perspectiva sobre el discernimiento en el gobierno de la Iglesia
El término sinodalidad, a menudo asociado con la eclesiología católica, también tiene importancia en el contexto reformado. Aunque las iglesias reformadas no tienen un órgano de gobierno único como el papado, hacen hincapié en el liderazgo compartido, la responsabilidad mutua y la responsabilidad judicial en la toma de decisiones.
El gobierno sinodal de las iglesias reformadas garantiza que el discernimiento no sea arbitrario, sino que se base en principios teológicos y en el consenso comunitario. Los consejos eclesiásticos, los presbiterios y las asambleas generales tienen la tarea de interpretar la doctrina, abordar cuestiones éticas y mantener la unidad de la iglesia. A través de estos órganos judiciales, el discernimiento se pone a prueba, se refina y se aplica de manera que refleje tanto la fidelidad histórica como la relevancia contemporánea.
Esta perspectiva judicial sobre el discernimiento es particularmente crucial en el mundo actual, donde la iglesia se enfrenta a complejos dilemas éticos, sociales y teológicos. Ya sea que se aborden cuestiones de justicia, inclusión, gestión ambiental o dignidad humana, el enfoque reformado insiste en que las decisiones deben tomarse en comunidad, guiadas por las Escrituras y abiertas al movimiento del Espíritu Santo.
Discernir el llamado de Dios en un mundo cambiante
La 27.ª Asamblea General de la CMIR será un momento decisivo para la comunidad reformada mundial. Mientras las iglesias se preparan para esta reunión, existe un llamado colectivo a reflexionar sobre lo que significa ser un testigo fiel en el mundo de hoy.
Una pregunta apremiante es: ¿Cómo puede la iglesia participar en un discernimiento fiel frente a los trastornos sociales, económicos y políticos? La tradición reformada ofrece un marco para este compromiso al enfatizar:
- La autoridad de las Escrituras: el discernimiento debe estar siempre anclado en la Palabra de Dios, interpretada a la luz de las realidades contemporáneas.
- Toma de decisiones comunitarias: ningún individuo tiene la última palabra; en cambio, el discernimiento se produce a través de consejos, sínodos y asambleas.
- Testimonio profético: la iglesia está llamada a decir la verdad al poder, abogando por la justicia y la rectitud en la sociedad.
- Responsabilidad confesional: las tradiciones teológicas y las confesiones históricas proporcionan orientación, garantizando que el discernimiento siga arraigado en las creencias cristianas fundamentales.
En la próxima Asamblea General, los debates se centrarán en estos principios, explorando cómo la familia reformada global puede responder a cuestiones globales apremiantes como la desigualdad económica, el cambio climático, la migración y la consolidación de la paz.
Un llamamiento a la acción: dar forma al futuro de la Iglesia
Mientras la CMIR se prepara para 150 años de misión y testimonio, se invita a las iglesias y a las personas a participar en este proceso de discernimiento colectivo. Se ha publicado el cuaderno de trabajo de la Asamblea General (borrador), que ofrece la oportunidad de opinar y reflexionar antes de que la Asamblea se reúna en Chiang Mai.
Descargue el borrador en inglés, alemán, francés, español, coreano e indonesio.
Envíe sus comentarios antes del 28 de febrero para asegurarse de que su voz sea escuchada. Envíe sus comentarios por correo electrónico a gc2025@wcrc.eu.
La tradición reformada enseña que el discernimiento no es una actividad pasiva, sino que requiere un compromiso activo, un diálogo reflexivo y una respuesta fiel al llamado de Dios. A medida que nos acercamos a la 27.ª Asamblea General, esta es una oportunidad para que la iglesia mundial se una para escuchar, aprender y dar forma al futuro juntos.
Sigamos buscando la voluntad de Dios con humildad, valentía y espíritu de discernimiento, por el bien de la iglesia y del mundo.
Nota: Este artículo se basa en el documento «Escuchar el enfoque reformado: la perspectiva judicial sobre la sinodalidad», de Hanns Lessing, secretario ejecutivo de comunión y teología de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas. Sus comentarios ayudarán a dar forma a los debates de la 27.ª Asamblea General en Chiang Mai, en la que celebraremos juntos 150 años de misión y testimonio. ¡Sigamos discerniendo la llamada de Dios en nuestro mundo cambiante! (Traducción realizada con la herramienta DeepL)