El Centro de la Iglesia Reformada del Seminario Teológico de New Brunswick (NBTS) ha marcado recientemente un hito en su trayectoria de fe y compromiso intelectual con la celebración de su 25.º aniversario. El 24 de abril de 2025, la ocasión se vio honrada con un discurso que invitaba a la reflexión a cargo del reverendo Dr. Setri Nyomi, secretario general de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR). El discurso, titulado «Ser reformado en el siglo XXI: ¿un regalo o un reto?», ofreció una profunda reflexión sobre los retos y responsabilidades a los que se enfrentan los cristianos reformados en la actualidad.
El discurso de Nyomi cautivó a los asistentes al explorar las enseñanzas profundamente arraigadas de la tradición reformada, haciendo hincapié en su naturaleza transformadora y en la responsabilidad permanente de los cristianos de comprometerse con el mundo de manera significativa. Su mensaje fue claro: si bien la tradición reformada es un regalo que se ha transmitido a lo largo de los siglos, vivir su llamado hoy en día es sin duda un desafío.
Comenzando con el tema central de la gracia, Nyomi articuló cómo la gracia de Dios libera a los creyentes, liberándolos de la lucha constante por la autosuficiencia y permitiéndoles entrar en relaciones correctas con Dios, entre ellos y con la creación. «La gracia del Señor Jesucristo nos libera», explicó Nyomi. «No son nuestras obras las que nos salvan, sino la gracia de Dios, que nos libera para estar en una relación correcta con Dios y con el mundo».
Sin embargo, la tarea de vivir esta gracia en un mundo marcado por la desigualdad y la injusticia no es fácil. Nyomi no rehuyó abordar las duras realidades a las que se enfrenta la comunidad mundial en la actualidad. Señaló la marcada disparidad entre los ricos y los pobres del mundo, utilizando un informe reciente del Banco Mundial que revelaba que más de 700 millones de personas viven por debajo del umbral internacional de pobreza de 2,15 dólares al día. También señaló que la riqueza del 1 % más rico del mundo equivale a la del 99 % restante, una señal preocupante de la creciente desigualdad económica. Estas cifras, explicó Nyomi, pintan un panorama sombrío de un mundo en el que muchos tienen acceso a vastos recursos, mientras que miles de millones luchan por satisfacer sus necesidades básicas.
En sus reflexiones, Nyomi también recordó el doloroso legado del colonialismo y la esclavitud, que siguen influyendo en la desigualdad mundial. Compartió sus opiniones personales sobre su país natal, Ghana, antigua Costa de Oro, un territorio rico en recursos que aún se enfrenta a importantes dificultades económicas. «En Ghana se extraía oro, pero ¿dónde está ese oro hoy?», preguntó Nyomi, cuestionando las consecuencias duraderas de la colonización, en la que se explotaron los recursos, pero los beneficios no llegaron a la población indígena.
El legado de la esclavitud, añadió, sigue siendo otro capítulo oscuro de injusticia que resuena en todo el mundo, especialmente en las antiguas naciones exportadoras de esclavos. Nyomi señaló que, aunque los propietarios de esclavos fueron indemnizados cuando se abolió la esclavitud, los descendientes de los esclavos nunca recibieron ninguna compensación. El mundo, dijo, sigue sintiendo las repercusiones de estos errores históricos.
Pero no todo fue un sombrío recuento de los retos del mundo. El discurso de Nyomi tenía como objetivo último inspirar esperanza. Recordó a los académicos y líderes eclesiásticos reunidos que los cristianos reformados tienen el deber de enfrentarse a la injusticia, no huir de ella. «Ser reformado hoy en día es algo más que una comprensión teológica. Se trata de comprometerse con el mundo que nos rodea», afirmó.
Nyomi destacó cómo la tradición reformada ha sido históricamente un movimiento de resistencia a la tiranía y la injusticia. Señaló documentos clave como la Confesión de Belhar y la Confesión de Accra, que pedían justicia social y compromiso ético en el mundo. Animó a los asistentes a considerar cómo estos marcos teológicos pueden aplicarse hoy en día para abordar crisis actuales como la desigualdad económica, el cambio climático y la creciente crisis de los refugiados.
Aunque Nyomi reconoció la naturaleza desalentadora de la tarea que tienen ante sí los cristianos reformados, hizo hincapié en la fuerza que se encuentra en la comunidad. «No estamos solos en esta misión. Tenemos al Espíritu Santo y nos tenemos los unos a los otros. Juntos podemos afrontar los retos de nuestro tiempo», aseguró a la audiencia.
Para concluir, Nyomi instó a la audiencia a aceptar tanto el don como el desafío de la tradición reformada, reconociendo que están llamados no solo a recibir, sino a vivir su fe de una manera que traiga transformación al mundo. «La tradición reformada es un don, pero también es un desafío», afirmó. «Tenemos la responsabilidad de comprometernos con la fractura del mundo con la gracia y la verdad de Cristo».
Mientras continúa la celebración del 25º aniversario del Centro de la Iglesia Reformada en el Seminario Teológico de New Brunswick, las palabras de Nyomi sirven para recordar a todos que, aunque el mundo esté lleno de injusticias y dolor, los cristianos reformados están llamados a ser agentes de transformación, empoderados por la gracia y guiados por un profundo sentido de la responsabilidad hacia sus vecinos y la tierra. (Traducción realizada por DeepL)
Vea el discurso completo a continuación: