Hoy, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) celebra el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. El compromiso de la CMIR con el discernimiento, la confesión, el testimonio y el ser reformado siempre ha dado forma a cómo entendemos los compromisos de nuestra comunión reformada y la defensa de los derechos humanos y la protección del derecho internacional.
Las mujeres, los niños y los hombres palestinos de la Franja de Gaza se han visto sometidos a los horrores implacables de la guerra, con bombardeos día y noche, desplazamientos y hambruna que han persistido durante 420 agonizantes días. Este brutal asalto se ha cobrado un asombroso número de víctimas: 44.282 palestinos muertos y más de 104.880 heridos, mientras que otros incontables permanecen atrapados bajo los escombros. El bombardeo indiscriminado de hospitales, escuelas y trabajadores humanitarios por parte de Israel constituye una flagrante violación del derecho internacional. La devastación infligida a Gaza ha arrasado infraestructuras esenciales y ha provocado una pérdida incalculable de vidas entre hombres, mujeres y niños inocentes.
Esta devastación se produce tras los sucesos del 7 de octubre de 2023, cuando más de 1.200 personas murieron y unas 250 fueron secuestradas y mantenidas como rehenes por Hamás. La CMIR defiende la promoción de la vida y condena toda forma de violación de los derechos humanos y del derecho internacional.
Como personas de fe, estamos profundamente indignados y desconsolados por la implacable destrucción de vidas, medios de subsistencia, hogares y comunidades. Exigimos una acción inmediata y decisiva basada en la compasión, la justicia y unos principios humanitarios inquebrantables. Es imperativo que la comunidad internacional responda con la urgencia y la gravedad que exige esta crisis. Debemos permanecer unidos ante una injusticia tan profunda y abogar por un futuro en el que se restablezcan la paz y la dignidad.
Alineando nuestra labor de defensa con los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género de las Naciones Unidas, afirmamos firmemente que la opresión militar sistémica a la que se enfrentan las mujeres en Palestina y en toda la región supone una amenaza existencial para su propio ser. Durante los últimos 420 días, las mujeres de Gaza han padecido un sufrimiento inimaginable debido al bombardeo de hospitales, la falta de acceso a atención sanitaria básica y el desmantelamiento de infraestructuras sanitarias vitales. Esto ha obligado a las mujeres a dar a luz en sus casas sin ningún tipo de apoyo o intervención médica, poniendo en peligro tanto sus vidas como las de sus recién nacidos. Debemos poner de relieve urgentemente el continuo sufrimiento de las madres y sus bebés, que se ven privados de atención médica esencial. Es imperativo que reconozcamos y actuemos contra estas violaciones de los derechos humanos, ya que el derecho de toda mujer a la seguridad, la salud y la dignidad no es negociable.
Mientras lloramos las vidas de los asesinados y la destrucción de hogares y medios de subsistencia en Líbano, recibimos con esperanza las noticias del alto el fuego. Rezamos para que pronto lleguen noticias de un alto el fuego en Gaza, para que cese el sufrimiento de los palestinos y para que se libere a los rehenes que siguen secuestrados en Israel.
En un mundo profundamente alterado y devastado por la guerra en Palestina, este tiempo de Adviento adquiere un significado urgente. El nacimiento del Niño Jesús en Belén, con la violencia imperial como telón de fondo, nos desafía a confrontar los fundamentos de nuestro testimonio cristiano, a examinar nuestra brújula moral y a buscar una esperanza auténtica. Al reflexionar sobre el significado del Adviento, no debemos rehuir la cruda realidad a la que se enfrentan hoy los niños de Belén. Su sufrimiento exige nuestra atención, compasión y acción ante una injusticia tan profunda. Este tiempo nos llama no sólo a recordar, sino a responder.
Seguimos esperando por todos los que valientemente dan testimonio, ya sea en Palestina, Israel, Ucrania, Corea del Sur, Sudán, o en otros innumerables lugares de toda la Comunión. Su valentía trae esperanza, y nos sentimos inspirados por su firmeza, comprometiéndonos a apoyarles en su camino.
Por lo tanto, sólo podemos empezar a construir ese futuro hoy pidiendo un alto el fuego inmediato, la liberación inmediata de los rehenes y el inicio de negociaciones para lograr una paz duradera. Pedimos a nuestras iglesias miembros que se solidaricen con todos los que sufren los estragos de la guerra y a la comunidad internacional que trabaje por la justicia en la región para que la paz pueda ser una posibilidad real y duradera.
La CMIR, por tanto, pide:
- Un alto el fuego inmediato en Palestina.
- El fin de la militarización y del suministro de armas a todas las partes en este conflicto.
- La liberación inmediata de todos los rehenes y presos políticos, especialmente los niños.
- El desmantelamiento de los muros -tanto literal como metafórico- y el restablecimiento del derecho a la libertad de circulación y de acceso a Gaza, en particular el acceso de la ayuda humanitaria a todas las zonas afectadas. Traducción realizada por DeepL